El cuidado sostiene el mundo (aunque el mundo lo oculte)

Redacción Fululu

Vivimos en un sistema que premia la productividad, la velocidad y la rentabilidad. En este modelo, los trabajos visibles –los que generan ganancias, los que mueven capitales o llenan estadísticas– son reconocidos y celebrados. Pero en las sombras, sin salario justo ni reconocimiento, se sostiene lo esencial: los trabajos de cuidado.

Cuidar no es un acto espontáneo de amor, es trabajo: físico, emocional y mental. Cuidar implica cocinar, lavar, acompañar, consolar, enseñar, escuchar, contener. Y cuidar implica tiempo, energía y renuncias. Lo realizan millones de mujeres, sobre todo mujeres racializadas y empobrecidas, que sostienen hogares, barrios y comunidades. Es gracias a ellas que alguien puede salir a producir, estudiar o “ser exitoso”.

Sin quienes cuidan, el mundo no funciona. ¿Quién sostiene a las infancias, a las personas mayores, a quienes enferman, a quienes necesitan ayuda para sobrevivir? ¿Quién mantiene vivas las redes comunitarias cuando el Estado se retira? ¿Quién levanta ollas comunes, cuida a la vecina, acompaña procesos de protección de niñas y adolescentes? El trabajo de cuidado es el motor invisible de la sociedad. Y sin embargo, es el más invisibilizado, precarizado y feminizado de todos los trabajos.

Reivindicar los trabajos de cuidado es una lucha política. No se trata de agradecer con flores en el Día de la Madre. Se trata de redistribuir el cuidado, reconocerlo como trabajo, garantizar derechos laborales y salarios dignos, y exigir políticas públicas que pongan la sostenibilidad de la vida en el centro. No hay justicia social sin justicia para quienes cuidan.

Desde la Fundación Lunita Lunera sostenemos que cuidar también es resistir. Porque cuidar, en un mundo que solo valora lo rentable, es un acto radical de transformación. Por ello intentamos acompañar y fortalecer a quienes cuidan: organizamos espacios de formación comunitaria, creamos redes de protección para niñeces y adolescencias, promovemos el liderazgo de mujeres cuidadoras y facilitamos el acceso a información clave sobre derechos, autocuidado y prevención de violencias. Creemos que el cuidado no puede seguir siendo una carga individual y silenciosa: debe convertirse en una práctica colectiva, visible y sostenida por todas y todos.