La importancia de una atención médica con enfoque de género para la población LGBTIQ+
Redacción Fululu
En el marco del mes del Orgullo LGBTIQ+, es fundamental reflexionar sobre el derecho a una salud digna y libre de discriminación. Para las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales, queer y otras identidades diversas, acceder a servicios médicos sigue siendo un desafío marcado por el estigma, la desinformación y, en muchos casos, la violencia sistemática. Por eso, contar con personal de salud capacitado en perspectiva de género no es un lujo, sino una necesidad urgente que puede salvar vidas.
Históricamente, la población LGBTIQ+ ha enfrentado barreras en los centros de salud: desde miradas incómodas hasta negación de servicios, diagnósticos erróneos o tratamientos inadecuados basados en prejuicios. Esto ha generado desconfianza, haciendo que muchas personas posterguen consultas médicas vitales por miedo a ser juzgadas o maltratadas. La realidad es que, sin un enfoque que reconozca las necesidades específicas de esta población, el sistema de salud sigue fallando.
Según Víctor Madrigal-Borloz, Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, en un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Las violencias a las que se enfrenta la población LGBTIQ+ en los sistemas de salud pública de la mayoría de países que forman parte de la ONU, incluyen “violaciones y otros tipos de violencia sexual y de género, la esterilización forzada, la llamada «terapia de conversión» y la cirugía sin consentimiento; la discriminación y el abuso flagrantes a manos de los sistemas y proveedores de salud; el mayor riesgo de contraer el VIH/SIDA y otras enfermedades transmisibles resultante de exclusiones de los programas de prevención y educación excluyentes; la negación de servicios de salud esenciales, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva y de afirmación del género; y el aumento de la incidencia de daños graves para la salud mental, como la depresión relacionada con el trauma, la ansiedad y la ideación suicida” (ONU, 2022) [1].
Este programa brinda atención en salud primaria, salud mental y salud sexual y reproductiva con enfoque de género, creando espacios seguros donde las personas LGBTIQ+ pueden atenderse sin temor a la discriminación. Garantizar que hombres y mujeres trans o no binaries, por ejemplo, puedan acceder a revisiones médicas rutinarias, pruebas de infecciones de transmisión sexual o consultas ginecológicas y urológicas en un ambiente respetuoso, es crucial. Para muchas personas trans, someterse a un examen físico puede ser una experiencia angustiante debido a la falta de sensibilidad de algunos profesionales. Saber que existe un lugar donde serán tratadas con respeto y dignidad, donde no serán cuestionades ni invalidades marca la diferencia entre cuidarse o evitar por completo el sistema de salud.
Lo mismo aplica para otros grupos de la diversidad. Hombres gays y bisexuales, por ejemplo, suelen enfrentar estereotipos al hablar de su vida sexual, lo que puede llevar a que no reciban información adecuada sobre prevención de infecciones de transmisión sexual. Mujeres lesbianas y bisexuales, por otro lado, a veces ven cómo se asume erróneamente que no necesitan citas ginecológicas. Y las personas intersex siguen luchando contra intervenciones médicas no consentidas en su infancia.
La salud mental es otro aspecto crítico. La discriminación constante eleva los riesgos de depresión, ansiedad e ideación suicida en la población LGBTIQ+. Una consulta médica donde se use el nombre y pronombres correctos, donde no se patologicen las identidades trans y donde se escuche sin prejuicios puede ser tan terapéutica como cualquier tratamiento.
Aquí es donde cobran importancia iniciativas como las del proyecto «Salud sin Fronteras: ASTRAL» implementado por la Fundación Lunita Lunera en alianza con el Comité Internacional de Rescate (IRC) y cofinanciado por ECHO – Unión Europea.
Proyectos como «Salud sin Fronteras» demuestran que otro modelo es posible, pero aún falta camino por recorrer. Es responsabilidad de los Estados garantizar que todo el personal médico reciba capacitación obligatoria en diversidad, que se eliminen barreras administrativas (como historias clínicas que no respetan la identidad de género) y, sobre todo, que la población LGBTIQ+ participe activamente en el diseño de estas políticas.
En este mes del Orgullo, recordemos que la lucha por la igualdad también se libra en los consultorios. El derecho a la salud no debería depender de la orientación sexual o la identidad de género. Nadie debería tener miedo de ir al médico.
¡Cuidarnos sin discriminación es una forma más de celebrar quiénes somos! 🏳️🌈🏳️⚧️
[1] Organización de Naciones Unidas. 2022. Extraído de: https://www.ohchr.org/es/press-releases/2022/06/un-expert-tackling-discrimination-against-lgbti-persons-right-health-and