Las adolescencias escuchadas, crean entornos protectores

Por: Cristina Gordón

Esmeraldas – Isla Luis Vargas Torres 

En busca de soluciones para los conflictos que las atraviesan, Fátima y Sara, moradoras de la Isla Luis Vargas Torres, un territorio escondido entre la desembocadura del Río Esmeraldas y el Océano Pacífico, cuentan su paso por Comunidades en Acción, iniciativa que le apuesta a la juventud como eje para la transformación social. 

Identidad, derechos y diálogo son tres pilares para alcanzar una convivencia equilibrada. Cada uno de estos permite que las y los habitantes de un sector desarrollen sentido de pertenencia y empatía, pero, sobre todo, ganas por construir espacios protectores. 

 

Esta es la filosofía por la que transita Comunidades en Acción, iniciativa UNICEF Ecuador, financiada por el Gobierno de Canadá e implementada por la Fundación Lunita Lunera. 

 

Parte fundamental de este proceso es reconocer conflictos, desafíos y fortalezas que influyen en el desarrollo de una comunidad. Por lo que, desde el involucramiento de alrededor de 90 jóvenes moradoras de la Isla Luis Vargas Torres en el proceso de enseñanza-aprendizaje, buscamos compartir herramientas que viabilicen la toma de decisiones informadas con enfoque de derechos y protección. 

 

 

 

Uno de los aciertos en el territorio fue identificar a las familias como pilar para el desarrollo de la Isla. Entendiéndolas como este primer espacio que debe ser seguro y saludable para lograr que las infancias y adolescencias reconozcan que son sujetas de derechos.  

 

Por medio de una comunicación participativa y talleres reflexivos, buscamos trascender estereotipos y promover el diálogo que permita que la transformación social sea una realidad.  

 

Empoderados participamos 

Desde el sentir – pensar – actuar, uno de los enfoques de Comunidades en Acción es permitir que, a partir del reconocimiento individual, surjan reflexiones colectivas. Es decir, que las emociones de las y los jóvenes trasciendan, sean escuchadas y se conviertan en acciones colectivas para el cambio social.  

 

Sara Ortiz, a sus 17 años, participa de las actividades comunitarias que se ejecutan en la Isla Luis Vargas Torres. Conocer sus derechos le ha permitido ser más crítica con su entorno y la ha impulsado a buscar cambios representativos. 

Entre risas y experiencias compartidas, Sara y sus compañeros reconocen sus voces mientras buscan acciones que puedan mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Dentro de las problemáticas identificadas, se encuentra la importancia de proteger sus derechos ante sus necesidades en vivienda, seguridad y salud. 

Fátima Corozo, es una líder comunitaria. En Isla Luis Vargas Torres la reconocen por ser activa en la defensa de las juventudes participativas. Tiene 47 años y encabezó la propuesta Espacios seguros, familias protectoras; un grupo de mujeres y madres que lucha por el bienestar colectivo. 

Desde su experiencia, asegura que, por medio de la metodología de Comunidades en Acción, han encontrado maneras amigables y empáticas para fomentar ambientes de confianza y respeto. Además, reconoció que empoderar a las niñas, niños y adolescencias en el conocimiento de sus derechos ha permitido que la comunidad cuente con resultados tangibles. 

A partir de juegos tradicionales, dinámicas y actividades lúdicas para niños, las participantes de Espacios seguros, familias protectoras, encontraron unidad a través de sus diferencias. Personas de todas las edades participaron y socializaron sus sentires. Entre alegría y motivación, este espacio permitió identificar sus aciertos, pero, también, el camino que queda por recorrer. Después de todo, contar con relaciones familiares protectoras es el primer paso. 

En el otro lado de la balanza está la necesidad de la Isla por la recuperación de espacios. Mujeres y adolescencias que participaron del proceso formativo pusieron sus manos en acción y decidieron comenzar por la casa comunal; un espacio de interés común que requería atención. Limpiar y pintar es un acto simbólico pues, lo valioso de esta actividad está en construir con la comunidad un entorno digno, seguro y protector. 

              

El trabajo realizado en Isla Luis Vargas Torres afirma que las pequeñas acciones individuales generan grandes cambios colectivos. Adolescencias y sus familias participaron activamente para que, desde cada hogar, inicie el camino para superar las violencias y discriminación que acechan a la comunidad. 

Las adolescencias escuchadas, son adolescencias protectoras. Esta es la gran lección que Comunidades en Acción deja en Isla Luis Vargas Torres. Permitir que las y los jóvenes tengan una voz es el cimiento para edificar la conciencia colectiva y la capacidad de respuesta ante desafíos futuros.